La primera guerra biológica mundial
Por Eduardo Blasina
Varios lo han dicho. Estamos en guerra contra un enemigo
invisible. Es esta una metáfora válida? Nos ayuda a entender y resolver el
problema? La metáfora la ha convalidado el propio director general de la Organización Mundial de la Salud,
el eritreo Tedros Adhanom Ghebreyesus.” El mundo está en guerra contra un virus
que amenaza con destrozarnos ya que ha infectado a casi medio millón de
personas y ha provocado la muerte de más de 20.000, y cuya evolución está
creciendo a un ritmo exponencial. "Sin una acción agresiva de todos los
países, millones de personas podrán morir".
El director general de la Organización Mundial de la Salud
(OMS), como un general antes de una batalla decisiva arengó a los líderes de
los países del G20, durante la reunión extraordinaria por videoconferencia que
se hizo este jueves para coordinar entre los 20 países más poderosos del mundo.
“"Primero, pelea. Pelea duro. Pelea como el infierno", dijo Tedros.
"Pelear como si tu vida dependiera de eso, porque eso es lo que está
pasando". Agregó que las más duras medidas que se tomen no son
suficientes.
"Debemos hacer más. Debemos construir, expandir,
capacitar y desplegar inmediatamente a los trabajadores de salud para encontrar,
probar, aislar y tratar cada caso y rastrear cada contacto. Esta no es una
opción; es una obligación".
Adoptaré la metáfora bélica pues como válida ya que la
adopta el comandante mundial en esta lucha, el hombre que está al frente de la
Organización Mundial de la Salud.
Además lo hago porque aún en los lugares donde están más
curtidos los médicos, los que viven en guerra casi permanente desde hace
décadas están aterrados con la situación por venir. El Dr. Haidar Hantoush en
Iraq si a algo está acostumbrado es a las guerras. Pero esto le resulta mucho
más difícil. “La violencia casi la podemos manejar. Los pacientes ingresan a
los hospitales por horas a la vez, pero puede ver cuántos hay. Obtienes una
pausa para prepararte para la próxima ronda ”, dijo a Reuters Hantoush,
director de salud pública de la provincia del sur de Iraq.
"Con el coronavirus, no hay un lugar seguro. No sabemos
cuándo explotará la cantidad de casos, es invisible y no dará pausas ...
Incluso los mejores sistemas de salud del mundo no pueden hacer frente ".
Es una guerra mundial. La más mundial de todas. Pero
distinta, porque es una guerra biológica. Algo que nunca hemos vivido.
Muchos líderes no
tienen formación biológica y alguno no se han tomado esto en serio desde el
arranque, con lo que han condenado a sus sociedades a miserias de gran escala.
Sino miremos a Trump y Bolsonaro que no lo han entendido y les ha pasado lo que
advertía Ayn Rand: se puede ignorar la realidad,, pero no se pueden evitar las
consecuencias de ignorar la realidad. Ambos presidentes subestimaron la
importancia de la pandemia, a Trump ya le ha pasado la ola, y Bolsonaro va por
el mismo camino. Solo el calor lo protege circunstancialmente. Los virus no distinguen derechas o
izquierdas. Lo mismo le pasa a México con López Obrador, subestimó la lógica
exponencial de una epidemia, le costará muy caro a su sociedad.
Pero la Naturaleza humana es compleja. En zonas islámicas la
policía ha tenido que enfrentarse con quienes quieren agolparse en mezquitas. Y
en occidente la locura no es menor. La Organización Mundial de la Salud sufrió
un potente ataque de hackers sofisticados esta semana. La condición humana no
deja de ser sorprendente.
La metáfora bélica sirve para insistir con la necesidad de
la cohesión social. El virus de
la polarización es tan peligroso como el biológico
Como en una guerra, hay que mantener y cuidar las líneas de
suministros básicos. Es lo que sucede en todo el mundo, sube el precio del
trigo y el arroz, Europa se preocupa porque se queda sin frutas y verduras. Hay
que mantener las góndolas llenas de alimentos de calidad: frutas, verduras,
lácteos, carne. Hay que mantener al pequeño almacenero, a las pymes como un
tejido sagrado que no puede perderse. Hay que ayudar a los miles que ya estaban
vulnerables y lo estarán aún más. Cuidando especialmente a los trabajadores de
la alimentación como a los de la salud. Pero cuidando que no se interrumpa lo
que es clave.
Aunque la metáfora de la guerra pueda ser dudosa, debe
servirnos para tener claras las
prioridades del momento. Es momento de estar todos más compactos que nunca, cuidando
hasta el último peso, y considerar que estamos, literalmente como país en
guerra por unos meses. Los únicos gastos admisibles son para la batalla médica
y la atención a los que perderán sus trabajos y sus changas. Y es tiempo, sobre
todo, de pensar, que nos enseña todo esto. Nuestra supervivencia como especie es lo que está en juego, la de nuestros hijos o nietos. A lo largo de la evolución, la mayoría de las especies se extinguen. No hay tema más importante que ese en este siglo.
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