jueves, 12 de noviembre de 2009

Evolución y cine II (lo que no quieren que veamos)

Hollywood no quiere venir del mono
Las grandes distribuidoras estadounidenses ignoran la película 'Creation', que refleja la vida de Charles Darwin
"El que alborota su hogar, heredará el viento". El proverbio bíblico dio nombre hace muchos años a una película que relató el juicio al profesor John Scopes en 1925 en el estado de Tennessee (EEUU), donde estaba prohibida la enseñanza del evolucionismo. John Scopes fue considerado culpable de infringir la ley en un proceso conocido como el juicio de los monos, en el que se contraponía la Biblia al libro de Darwin.

En la década de 1950, Jerome Mawrence y Robert E. Lee publicaron la obra de teatro sobre este juicio. Desde entonces, Heredarás el viento es un título habitual en las carteleras teatrales. Este año, con el 150 aniversario de la publicación del libro y el bicentenario del nacimiento de Darwin, la obra se presenta por estos días en el teatro The Old Vic, en Londres, con el actor Kevin Spacey como abogado defensor del profesor pecador y David Troughton como acusador y gran defensor de la Biblia y el creacionismo.

Las cosas no están más fáciles en la actualidad en EEUU. La película Creation (Creación), que traza una biografía del naturalista obtuvo buena acogida en el Festival de Toronto, se estrenó a finales de septiembre en Reino Unido pero por ahora ha sido ignorada por las grandes distribuidoras estadounidenses. La pequeña compañía Newmarket ha adquirido los derechos de proyección para EEUU y tiene previsto presentarla en cinco salas el próximo mes de diciembre.

Jeremy Thomas, productor de Creation, está convencido de que los estadounidenses son demasiado religiosos para tolerar una nueva inyección de darwinismo. "En EEUU, fuera de Nueva York y Los Ángeles, la religión manda", ha dicho Thomas, enojado por el boicot a su obra cinematográfica en el mercado paralelo al Festival de Cine de Toronto.

Por casualidad o causalidad, los términos de la discusión sobre la película se parecen a las ideas opuestas del juicio de 1925 y mostradas en la obra de teatro Heredarás el viento. En EEUU, a raíz del juicio, se reformó la Butler Act, que prohibía la enseñanza de la teoría de la evolución por selección natural de las especies.

La película ha recibido elogios por captar el entorno familiar de Darwin y sus dilemas morales, la pérdida gradual de fe y la pugna permanente entre la publicación de sus teorías evolucionistas y la fidelidad a su religiosa esposa, Emma. El naturalista no quería hacer daño a su mujer y ella tampoco quería que él frenase sus descubrimientos científicos. La muerte de la hija de ambos, Annie, en 1851, impulsó las teorías del naturalista.

El periódico The Guardian, escribiendo sobre el boicot de los distribuidores de EEUU a la película, afirma que "la Administración Bush no contribuyó a potenciar la ciencia; a los estadounidenses no les gusta que les digan que vienen del mono". Y el rotativo inglés recuerda al mecenas multimillonario Howard F. Ahmanson hijo, que funda y financia instituciones como Discovery Institute o Chalcedon Foundation con el objetivo de "integrar la ley bíblica en nuestra vida cotidiana".

En cine, teatro o divulgación científica, Darwin y la brecha del evolucionismo son incómodos. Su sucesor Richard Dawkins reconoce que, "aunque las pruebas de la evolución crecen a diario, paradójicamente, la oposición a ellas nunca ha sido tan fuerte como ahora". Su último libro, El mayor espectáculo sobre la Tierra, ha vendido 45.000 ejemplares en Reino Unido desde su publicación a mediados de septiembre, una buena cifra para un ejemplar de divulgación científica.

Una reciente encuesta de Gallup en EEUU reveló que el 44% de los encuestados cree que Dios creó al ser humano tal y como es hoy.

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