Jóvenes interconectados vía facebook y twitter, blogueros, rockeros, raperos, pero también ciudadanos comunes y "hermanos musulmanes" forman un conglomerado que ha tirado dos dictadores en los primeros tres meses de 2011 y tirará algunos más en lo que resta del año. Yemen, Libia, Bahrein, Jordania, aparecen como los primeros candidatos.
Los altos precios de los alimentos seguirán desafiando a dictadores que suceden a sus antepasados y/o aspiran a dejar a sus hijos en una sucesión genética del poder que está cada vez más perimida.
Las tesis de Francis Fukuyama, en cuanto a que el sistema democrático se impone como la forma global de gobierno que combina crecimiento económico y libertad política merece volver a la consideración.
Pero mientras escribo esto, multitudes en Afganistan buscan degollar cristianos, porque un pastor en EEUU quemó un Corán.
El choque de civilizaciones y las guerras entre los monoteístas seguirán presentes.
En cualquier caso, una bocanada de democracia desde Egipto será un importante paso evolutivo y el mejor antídoto a los fundamentalismos.
Resta ver si el impulso se sostiene.
El día que las afganas accedan a la Universidad, tengan solo los hijos que quieran tener, sean dueñas de sus vidas, la revolución musulmana será para festejar mundialmente. Porque ya no será una revolución musulmana sino simplemente humana.
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