jueves, 16 de julio de 2009

Evolución y sexo

Los primates tenemos una programación original a tener predominancia de machos sobre hembras y a disputarnos las hembras. Formábamos originalmente pandillas en las que el macho predominante (alfa) poseía la preferencia sexual y la defendía por todos los medios.
La evolución del Homo sapiens es a liberar el sexo de la reproducción, admitir y legitimar las variantes del sexo por placer y colocar en plena igualdad a hombres y mujeres, homosexuales o heterosexuales.
Por eso, los grupos con éticas primitivas, como la mafia italiana, podrían considerarse fósiles antropológicos....
Una excelente nota de El País de Madrid por el autor del libro Gomorra.



Nunca debajo de una mujer
ROBERTO SAVIANO 15/07/2009


Teñirse el cabello equivale a una silenciosa confesión de traición
Intentar seducir o ser seducido puede ser fatal, una condena a muerte
"Nunca debajo de una mujer" es el imperativo con el que se educa. Si mientras haces el amor, decides estar debajo, estás eligiendo someterte incluso en la vida de todos los días. "Nunca sexo oral". Recibirlo es lícito, hacérselo a una mujer es de "perros". A este viejo código se atiene todavía gran parte de las nuevas generaciones de adeptos, obsesionados no sólo por su virilidad, sino también por cómo ejercerla. Hacerlo de acuerdo con esas rígidas reglas se convierte en un rito con el que reafirman su poder. Unas normas claras e indelebles que están vigentes en casi todas las zonas de la N'drangheta, Camorra, Mafia y Sacra Corona Unida y que significan algo más que el simple espejo de una cultura machista.
Para las mujeres todo es mucho más complejo. Es un mantenerse en precario equilibrio entre modernidad y tradición, entre jaula moralista y total libertad para afrontar asuntos de negocios. Pueden ordenar una muerte pero no pueden permitirse tener un amante o abandonar a un hombre. Pueden decidir invertir en un sector del mercado pero no maquillarse cuando su hombre está en la cárcel. Vestirse con elegancia, maquillarse mientras su marido está encarcelado quiere decir que lo hacen para otros. Teñirse el cabello equivale a una silenciosa confesión de traición. La mujer existe sólo con relación al hombre. Sin él, es como un ser inanimado. Un ser demediado. Durante los juicios, no es raro ver a mujeres en los espacios reservados al público mandar besos o simples saludos a los acusados que están en las peceras blindadas. Son sus mujeres, aunque muchas veces parecen sus madres. Si, cuando te cruzas con ellas por la calle, van bien vestidas, cuidadas, maquilladas, significa que su hombre está cerca, está libre y manda. Y al mandar refleja su poder sobre su mujer. Sin embargo, las mujeres de los jefes encarcelados, desaliñadas hasta volverse invisibles, son las que muchas veces, de forma vicaria, mandan más.
En general, marido y mujer se conocen desde adolescentes y contraen matrimonio a los veinte o a los veinticinco años. Casarse con la chica que se conoce desde pequeña es fundamental, siempre que sea virgen. Es imposible sustraerse a esta praxis. Y quien crea que puede librarse de ella, está equivocado. Incluso cortejar es marcar territorio. Acercarse a una mujer significa correr el riesgo de invadir territorio ajeno.
En 1994, Antonio Magliulo de Casal di Principe intentó cortejar a una chica, pariente de un hombre del clan de los Casalesi y que estaba prometida a otro miembro del clan. Magliulo le hacía muchos regalos e, intuyendo que quizás la chica no estaba muy contenta con su boda, insistía. Estaba enamorado de esta mujer mucho más joven que él y la cortejaba como es habitual en su tierra: bombones Baci Perugina por San Valentín, un cuello de piel de zorro en Navidad y, siempre, postegge, es decir, como un poste esperándola a la puerta del trabajo. Un día, en pleno verano, un grupo de afiliados del clan de Schiavone le citó en la playa de Castelvolturno para aclarar ciertas cosas. Ni siquiera le dejaron hablar. Mauricio Lavoro, Giuseppe Cecoro y Guido Emilio le dieron un golpe en la cabeza con un palo con clavos, le ataron y le metieron arena en la boca y en la nariz. Cuanta más arena tragaba para respirar, más le metían. Murió ahogado por una pasta de arena y saliva que se le había solidificado en la garganta. Fue condenado a muerte por cortejar a una mujer más joven, consanguínea de un importante afiliado, y prometida.

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